De Barcelona a Bruselas: 1.361 km por delante

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Tenemos un largo viaje ante nosotros. Llegar a Bruselas, visitar la capital de Bélgica y de Europa y acercarnos a ver la ciudad medieval más bonita y mejor conservada, Brujas. Una maravilla para pasear por sus calles y recorrer sus canales en barca.

 

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Pero antes hay que recorrer unos cuantos kilometros y llegar a la capital y para ello no podemos tener un compañero de viaje más perfecto. El nuevo Volkswagen Passat BlueMotion, con motor TDi de 105 cv y transmisión manual. El porqué de nuestra elección es clara. Con el depósito lleno este Passat tiene una autonomía de 1.420 km. Y es que consume realmente poco, con medias que oscilan entre los 4,2 a los 4,7 litros a los 100 kilómetros. Algo que sin duda se agradece una vez cruzada la frontera, ya que lo precios de la gasolina están por la nubes.

 

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Pero no sólo elegimos este coche para realizar el viaje por el reducido consumo. Debía ser capaz de transportar a los cuatro miembros de la expedición de www.sobre-ruedas.com con la mayor comodidad posible, no obstante son 12 horas de viaje, y tener capacidad suficiente para llevar el equipaje y el equipo, sin restar comodidad a sus ocupantes.

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El Passat BlueMotion cumple con honores estos requisitos, no sólo es un coche cómodo para viajar, sino que es también seguro y rápido y aunque su potencia pueda parecer escasa, los 105 cv están perectamente aprovechados y mueven a este debora kilómetros con facilidad y soltura.

 

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Atravesamos la carreteras francesas, siempre por autopista, ya que es dónde nuestro coche mejor se siente y gracias a esa autonomía tan impresionante sólo tenemos que parar para hacer los cambios de conductor correspondientes. También somos respetuosos con el medio ambiente, pues este Passat sólo emite 136 g/km de CO2.

Por fin y después de unas 12 horas de viaje llegamos a nuestro destino, nos quedan tres días por delante para disfrutar de Bruselas y Brujas.

Aparcamos nuestro Passat BlueMotion al lado del Atomium, que ya se lo merece. Se ha hecho 1.300 km y «sin pedir ni siquiera para comer», una delicia.

 

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Después de ver el Atomium, visita obligada en Bruselas, que conmemora la Exposción Universal de 1958 y que representa un cristal de hierro ampliado 165 mil millones de veces, formada por nueve esferas de acero de 18 metros de diámetro, nos vamos al centro histórico de la capital.

Allí, otra visita obligada es la Grand Place, considerada una de las más bonitas del mundo y por ello, en 1998, se sumó al Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

 

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Y cómo no, no nos podemos olvidar de ir a fotografiar al famosísimo Manneken Pis, una pequeña estatua de bronce de 50 centímetros que representa a un niño pequeño desnudo orinando. Son muchas las leyendas que rondan en torno al pequeño de bronce, pero esas os las dejamos para que os animeis a descubrirlas personalmente.

 

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Déspues de las visitas obligadas en la capital belga, nos perdemos por las callejuelas del centro histórico, llenas de vida, de tiendas y como no, de sitios para tomarse una cerveza. No obstante, en este país existen más de 800 diferentes y hay una cultura muy amplia en torno a esta bebida en Bélgica. Teniendo en cuenta que alcohol y condución no son compatibles, así mejor si queremos degustar alguna de esas 800 clases de cerveza, la vuelta al hotel, mejor caminando o en taxi.

 

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100 kilómetros nos separan de Brujas, otra de las visitas obligadas si estás en Bélgica. Nos ponemos al volante de nuesto Volkswagen Passat BlueMotion y vamos rumbo a la Venecia del Norte. Nuestro coche, perfecto. Lo suyo es hacer kilólmetros sin inmutarse, suvidad de marcha, un tarado de suspensión adecuado y un confort que nos ayuda a reponernos de las caminatas por el centro de Bruselas y que nos relaja para recorrer a fondo la preciosa Brujas.

En cuestión de 50 minutos llegamos a nuestro destino. La carretera que une la capital con Brujas es perfecta. Una autovía de 3 carriles y con dos curvas contadas permiten hacer el trayecto de manera rápida y segura a bordo del Passat.

Brujas, también declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000, es una ciudad de cuento de hadas. Cada esquina que bordeas, cada calle por la que caminas, cada nuevo rincón que descubres, todos sus recovecos hacen que te transportes a otro mundo.

 

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Nos damos un paseo en barca por sus canales, de dónde se divisan las mejores vistas de la ciudad. Se puede ver una de las siete Piedades de Miguel Ángel y su plaza, no tiene nada que envidiar a la Grand Place de la capital. Aquí en la Markt Plaz se puede subir a la Torre Belfort, 82 metros de altura y 366 escalones es lo que te espera. Pero merce la pena. Divisiar todo Brujas desde su cúspide es una visión que jamás se olvida.

 

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Brujas está llena de vida, turistas van de aquí para allá recorriendo todas sus calles, comprando chocolates, haciendo fotografías, cada rincón merece una instantanea.

Después de tres días increibles, disfrutando de paisajes, compras y risas nos toca vovler. Y claro la vuelta son también otras 12 horas pero gracias al Volkswagen Passat BlueMotion el regreso resulta más apetecible. No importa hacer kilómetros si se hacen a los mandos de este Passat.

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